La conexión de los felinos domésticos con el género poético breve más conocido como Haiku (俳句), posiblemente, se remonta al periodo de Nara y Heian. No sólo porque los recién llegados en barco se convertirían rápidamente en la mascota predilecta del emperador y de las clases nobles, debido a su gran destreza en el control de plagas dentro de los campos de arroz, sino también por su conexión divina y mística.
El Haiku es una composición poética que se compone por diecisiete moras (unidades que miden el peso silábico), distribuidas en tres versos de cinco, siete y cinco moras, respectivamente, que representan una yuxtaposición de imágenes o de ideas. Fue una composición altamente difundida por el budismo y el sintoísmo, por lo cual no es de extrañar que los cuatro maestros del mismo (Bashō, Buson, Shiki e Issa) recurrieran a mencionar a los gatos dado que ya eran considerados deidades o demonios (yōkai).
Por otra parte, los Haikus tradicionales debían hacer referencia al Kigo (季語), es decir, a las estaciones del año, para lo cual, los maestros tenían listas de palabras específicas más conocidas como saijiki (歳時記) para hacer referencia simbólica a la estación que deseaban expresar. En estas listas, encontramos a los gatos enamorados representando la primavera, mientras que el gato negro representaría el otoño.
En honor a esta tradición, nuestras alumnas del curso “Los michis en la literatura japonesa" (1era generación) expresaron aquí sus propias composiciones:
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